TEMPORADA
2009 SEVILLA

TEMPORADA
2005 SEVILLA


SÁBADO 25 ABRIL

TOROS DE "EL VENTORILLO"

JULIÁN LÓPEZ "EL JULI"
MANUEL JESÚS "EL CID"
ALEJANDRO TALAVANTE


Tarde nublada, lleno total. Topros del Ventorillo - procedencia Juan Pedro Domecq. Bien presentados, el 3 y 5 de gran comportamiento.

El Juli, oreja y vuelta al ruedo
El Cid, silencio y ovación
Talavante, dos orejas y silencio


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CRÓNICA DE ANTONIO GIRÓL

LO MEJOR HASTA AHORA


Por fin. Ya era hora que saliesen al menos un par de toros que se dejasen torear y lo más importante que cayesen en las manos idóneas.

Los antecedentes, vid previa del 25 de abril, decían que a Fidel San Román le embestían, cada feria, varios toros y esta vez las estadísticas se cumplieron, para  bien.

Buen encierro el que mandaron desde las toledanas tierras de Los Yébenes hasta las sevillanísimas del Barrio del Baratillo. Seis toros, que luego serían siete, muy en el tipo de las hechuras de esta ganadería, que dieron un juego desigual, así destacó el potable tercero que recibió palmas al ser arrastrado y el buen quinto que fue ovacionado al paso del tiro de mulillas.

Tenía que romper la feria de una maldita vez y así lo ha hecho esta tarde donde podíamos estar hablando de dos Puertas del Príncipe, y si no al menos de una y media.

Decir que el Juli es una de las cabezas, sino la más, privilegiada que hay hoy día en el escalafón no es desvelar ningún secreto. Decir, igualmente, que de unos años para acá está recibiendo el maltrato de un sector del público, me niego a llamarles aficionados, tampoco. Ya el pasado año Sevilla, incomprensiblemente, anduvo fría con él la tarde en que con toros de esta misma casa derrochó pundonor y torería al 120 por ciento. Le dieron una oreja, correcto. Pero hay veces que lo de menos son los despojos…
 Esta tarde ha vuelto a dar una lección magistral tanto en el primero como en el cuarto. En ese primer ejemplar, complicado y sin fondo,  el de Velilla ha sabido entender la lidia precisa que la res necesitaba. Tras quitar por chicuelinas tomó la muleta y con aplomo y oficio fue conjugando una faena propia de su inteligencia. Ese mismo toro en otras manos se hubiese ido al desolladero con las dos orejas puestas, sin embargo Julián supo cortarle una oreja, que tenía reminiscencia de la que ya cortase en esta misma plaza en 2008.  Pero el lío gordo vino en el cuarto. Ese era otro toro, sin embargo el mismo torero. Poderío absoluto a la hora de instrumentar los naturales ligados, hondos, sometiendo al de El Ventorillo. La plaza entera era testigo de la lección magistral que estaba impartiendo un joven madrileño que tiene todo el toreo en la cabeza, y ya saben quién es la que manda en esto del toro. Luego vino el duelo, el chirriar de dientes, cuando se tiró hasta por dos veces a lo alto del morillo y pinchó. La Puerta del Príncipe, esa misma que no abre desde 1999 cuando la tarde de los toros de Mary Camacho, tendrá que esperar… ¿hasta pasado mañana?

El Cid. No acaba de rematar en la feria de su tierra. Lleva tres cartuchos y ninguna presa.  Hoy la tuvo al alcance de su mano en el quinto. Un toro reseñado como sobrero, ¡lo que son las cosas!, que persiguió con ahínco la muleta del de Salteras, que manejó las telas con mucho criterio; y en una faena de más a menos, ese fue el quid de la cuestión, que tuvo como punto cumbre el temple y la largura en la mano izquierda y como punto de inflexión para que aquello bajase de ritmo un inoportuno desarme por pisotón del toro a la muleta. Mató como no acostumbra, como hubiese soñado matar la de El Pilar el pasado año en Las Ventas, y a pesar de la petición no obtuvo más premio que una fuerte ovación. En su primero no acabó de verlo, e hizo tal vez la faena más insípida que se le recuerde en estos lares.

Alejandro Talavante, o lo que es lo mismo, Alejandro I El Conquistador Extremeño como le llama Matías Martos, nos ha vuelto hacer disfrutar con ese toreo tan personal que desarrolla con su importante mano izquierda.  Tenía que tapar bocas, algunas grandes como pajares, y lo ha logrado. Algo que le agradezco sobradamente. A su primero le recetó un quite de frente por detrás que de haberlo dado, en ese mismo momento, otro torero de cuyo nombre sí quiero acordarme pero no menciono, la estructura de La Maestranza se hubiese resentido. Sin embargo, aquello no acabó de despertar los corazones, mediatizados, de buena parte del público, que no afición. Toreo caro, relajado, con gusto, con remates por bajo de categoría, con naturales largos, larguísimos…que poco a poco fueron derritiendo el gélido comportamiento de los asistentes. Mató como no acostumbra y cortó dos orejas que templarán, a buen seguro, su espíritu. Buen toque de atención de cara a su próxima comparecencia. Y cuando salió el sexto, después del buen quinto, albergábamos la esperanza de que la segunda hoja de la mítica puerta principesca terminase de abrirse. Pero no pudo ser, porque el toro no atacaba, y sin toro no es posible faena. Y cuando digo que no atacaba me refiero a que no quería ir para adelante porque lo que es atacar en malo era de libro.

Y así transcurrieron dos horas y pico de toros, que se hicieron cortas porque ya se sabe que cuando hay espectáculo esta es la fiesta más bonita del mundo.

Antonio Girol.